La noche oscura del Niño Avilés

por Edgardo Rodríguez Juliá
$15.00
En el año 1797, el Niño Avilés -canónigo heterodoxo y protegido de los Obispos Larra y Trespalacios- fundó una colonia lacustre en la maraña de mangles aledaños a la ciudad de San Juan Bautista en Puerto Rico. A pesar de su gran extensión y notoriedad hacia el finales del siglo XVIII, aquella ciudad de leyendas y canales está ausente de nuestras principales colecciones de documentos históricos. Pero su fama fue escándalo y maravilla de aquella sociedad colonial de hace dos siglos; a nosotros nos llega la imagen de un recinto al parecer reprimido por la memoria colectiva. Oculta por el olvido, renace ante nosotros la ciudad maldita, ámbito de exaltación religiosa y el desenfreno sensual. sitio de Dios y el demonio, encrucijada de Sodoma y Nueva Jerusalén. Escuchemos a Don Rafael González Campos, cronista del siglo dieciocho quien la comparó con Venecia describirnos algunos de sus perversos encantos:
Y toda aquella colonia era de muy negra fama, y ello así por las muchas casas de mancebía que se extendieron por aquel litoral, que algunos viajeros contaban de cómo había góndolas donde a clara vista de todos se cometía el más vergonzoso de los pecados [...] Y también era de mucha fama que la gente de aquella colonia siempre iba arrebatada y loca, que aquellos extravíos tenían porque fumaban de planta mágica que crece allí en el mangle...

Casa Editora:  Fondo Editorial Casa de Las Américas (2013)

Páginas:  367

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