La Eneida
[Anuncia Virgilio el argumento de su obra e invoca a las Musas.—Movida Juno de su afición a Cartago y de su odio a los troyanos, concita contra ellos en su navegación por el mar de Sicilia el furor de los vientos, desatados por su rey Éolo.—Descripción de una furiosa tempestad; la sosiega Neptuno.—Perdidas algunas de sus naves, arriban los troyanos a las costas de África.—Implora Venus a Júpiter en favor de los troyanos, y él la consuela, revelándole el glorioso destino que aguarda a la descendencia de su hijo Eneas.—Venus se aparece a Eneas en figura de cazadora; le cuenta la historia de Dido, y rodeado de una niebla, que la hace invisible, lo mismo que a su fiel Acates, encamínase el héroe a Cartago, donde admira las grandes obras de la naciente ciudad; ve representados en las puertas del templo los principales sucesos de la guerra de Troya, y encuentra a sus compañeros, los náufragos en la tempestad antes descrita.—Penetran todos en el templo, y allí Ilioneo refiere a Dido el desastre de Troya, y le pide favor para los suyos, que ella promete gustosa.—Eneas envía a Acates en busca de Ascanio y de los regalos que destina a la reina Dido; mas temerosa Venus de los peligros que podría correr el niño en Cartago por las asechanzas de Juno, se lo lleva, dormido, a su bosque de Idalia, y en su lugar, y bajo la figura de Ascanio, envía a Cupido para que inflame de amor el corazón de la reina.—Descripción del festín que esta da a Eneas y a sus principales caudillos, y en el que pide al héroe que le refiera la historia de sus viajes y aventuras.] [Yo aquel que en otro tiempo modulé cantares al son de la leve avena, y dejando luego las selvas, obligué a los vecinos campos a que obedeciesen al labrador, aunque avariento, obra grata a los agricultores, ahora, ...] Canto las terribles armas de Marte y el varón que, huyendo de las riberas de Troya por el rigor de los hados, pisó el primero la Italia y las costas Lavinias. Largo tiempo anduvo errante por tierra y por mar, arrastrado a impulso de los dioses, por el furor de la rencorosa Juno. Mucho padeció en la guerra antes de que lograse edificar la gran ciudad y llevar a sus dioses al Lacio, de donde vienen el linaje latino y los senadores Albanos, y las murallas de la soberbia Roma. Musa, recuérdame por qué causas, dime por cuál numen agraviado, por cuál ofensa, la reina de los dioses impulsó a un varón insigne por su piedad a arrostrar tantas aventuras, a pasar tantos afanes. ¡Tan grandes iras caben en los celestes pechos!
Casa Editora: Mestas Ediciones (2003)
Páginas: 320